El (o)Caso de Loaeza

by Omar Fuentes

Primer Acto

El 29 de octubre de 2007, la periodista del diario argentino Página 12, Sandra Russo, publicó una columna titulada “Cuentos para leer con rimmel” en relación a la entonces reciente elección de la Sra. Cristina Fernández de Kirchner como presidenta de Argentina (puedes leer la nota aquí).

El 30 de octubre de 2007, la editorialista del diario mexicano Reforma, Guadalupe Loaeza, publicó una columna titulada “Cristina K” también en relación a dicho personaje (solamente puedes leer la nota si tienes acceso a Reforma.com desde la sección Archivo).

El 8 de noviembre de 2007, Guadalupe Loaeza decidió publicar en una columna titulada “Plagio diverticular”, en el mismo diario Reforma, un fragmento de una carta escrita por María Emilia Escobedo. Esta mujer escribe, según Loaeza,  lo siguiente:

Al buscar el artículo que adjunto a continuación no pude evitar mi descontento al descubrir que es un refrito mal citado por parte de la Sra. Loaeza, con esto me refiero a que en el artículo del Reforma no se cita correctamente la fuente (pareciendo así que la Sra. Loaeza es la autora), al final del mismo se nombra a la autora Sandra Russo como si fuera el último párrafo el único extraído del diario Página 12, cuando más bien todo el artículo es una copia recortada del original, ni siquiera se preocupó por modificarlo un poco (…) y es más lo copia sólo en algunos párrafos con lo que se pierde la continuidad del mismo (…). En algunos países este tipo de plagio es castigado de manera estricta, ¿en este caso va a pasar desapercibido algo de tal magnitud?

Loaeza continúa:

Como no quise que pasara este error desapercibido le contesté de inmediato a la lectora para decirle que tenía absolutamente razón y que era totalmente indebido plagiar: “Es cierto, en esa ocasión abusé de la información de Sandra Russo, sin darle el crédito desde el inicio de la transcripción que hago de su artículo. Reconozco mi falta y le agradezco me la señale con el rigor y la seriedad que amerita el caso. No es justificación de ninguna manera, pero ese lunes hizo crisis una diverticulitis que tengo desde hace cerca de 12 días”.

Hasta este momento y según lo escrito, Loaeza define ‘plagiar’ como:

  • Algo totalmente indebido.
  • Abusar de la información de alguien más sin darle el crédito.
  • Algo que amerita rigor y seriedad.

Adicionalmente, ofrece una primera justificación de sus actos: padecía de una crisis de diverticulitis que “no es justificación de ninguna manera”.

A continuación, Loaeza sigue con su argumentación así:

Si decidí hablar del asunto en este espacio es porque considero que bajo ninguna circunstancia se debe plagiar (del latín plagiarius). Por otro lado, he de decir que actualmente internet, la biblioteca más grande del mundo, es un inmenso acervo de información. Sin embargo, es indispensable aprender a discriminar; no todo es la Wikipedia, aunque para los autodidactas como yo y para la gente no especializada puede clarificar muchos conceptos. Lo que sí es fundamental es citar al autor o autora original, de lo contrario podría considerarse como plagio.

Así, ofrece una segunda justificación de sus actos: internet es la biblioteca más grande del mundo; añade que “no todo es la Wikipedia” (salvo para la clarificación de conceptos) y reformula una de las características del ‘plagio’ como:

  • No citar al autor o autora original.

Para evitar errores en la interpretación, Loaeza continúa y nos ofrece (ilumina con), en la misma nota, una definición más formal:

Para aquellos o aquellas que se preguntan qué es realmente plagiar, es:
-Copiar textualmente un pasaje de un libro, de una revista o de una página Web sin poner las comillas o sin mencionar la fuente.
-Resumir, en sus propias palabras, la idea original de un autor, omitiendo la fuente.
-Traducir parcialmente o en su totalidad un texto sin mencionar de dónde proviene.
-Utilizar el trabajo de otra persona, presentándolo como si fuera de uno (mismo si esta persona dio su acuerdo).

Hagamos un pequeño análisis del razonamiento que podemos desprender de lo dicho hasta aquí:

Plagiar = Copiar textualmente/Resumir con las propias palabras/Omitir la fuente.
Loaeza = Copió texutalmente/Resumió con las propias palabras/Omitió la fuente.
Ergo, Loaeza hizo plagio.

Plagio = Algo totalmente indebido.
Loaeza hizo plagio.
Ergo, Loaeza hizo algo totalmente indebido.

Hasta aquí, y de acuerdo con las definiciones de ‘plagio’ que Loaeza ofrece, Guadalupe ‘plagió’ el artículo de Russo, por lo que hizo algo totalmente indebido; reconoce su falta y cita/implica dos justificaciones: diverticulitis e internet.

Segundo Acto

El 6 de junio de 2004 fue publicado, en el sitio Exordio.com, un artículo titulado “El mensaje Verlaine”, haciendo referencia al particular modo en que los aliados trasmitían radialmente sus mensajes en la Segunda Guerra Mundial, encriptados éstos en dos versos del poeta Verlaine (puedes leer la nota aquí).

El 2 de diciembre de 2007 (a poco más de un mes de haber plagiado el artículo de Russo y a poco menos de un mes de haber ofrecido una disculpa por el hecho), Guadalupe Loaeza publicó en el suplemento dominical del diario Reforma, El Ángel, una columna titulada “El canto sensible”. La primera parte de ésta también hace referencia a los versos de Verlaine (para leer esta nota, necesitas acceso a Reforma.com).

El 5 de diciembre de 2007, Guillermo Sheridan, columnista de la revista Letras Libres, publicó en su blog el post titulado “Plagiar (del latín plagiarius)” (y lo puedes leer aquí). Sheridan dice:

El domingo pasado, hojeando El Ángel, suplemento cultural del diario Reforma, me encuentro con otro artículo de Guadalupe Loaeza que comienza con la historia de cómo los aliados usaron los versos de Verlaine para enviarse mensajes en clave en vísperas del “Día D”. Entré a google y puse buscadores que me llevaron aquí:

A continuación, Sheridan transcribe y compara la versión original de Exordio.com y la versión de Loaeza. En algunos casos, Loaeza sólo cambia algunas palabras y el orden de algunos enunciados; en otros, copia íntegramente frases completas.

Sheridan remata diciendo:

Y, bueno, como es inverosímil que haya recaído a una semana de que escribió que bajo ninguna circunstancia se debe plagiar (del latín plagiarius), habrá que concluir que en esta ocasión el ataque fue, solamente, de amnesia.

El 11 de diciembre de 2007, Loaeza publicó en el diario Reforma, al final de su nota titulada “Ingrid Betancourt”, las siguientes palabras:

Jamás me he encontrado en un entredicho de esta naturaleza: un supuesto plagio. No obstante reconozco haber incurrido en una falta al abusar de internet, como fue el caso del artículo “Cristina K” publicado en las páginas editoriales y de la colaboración dominical de El Angel, titulada “El canto sensible” (Verlaine) en donde omití mencionar los créditos correspondientes. Grave error.

No me estoy justificando. Es más, me siento terriblemente responsable y angustiada por estas dos desatenciones imperdonables. Es cierto que con las cartas de lectores quejándose de lo mismo temo por mi credibilidad, la cual me ha costado más de 25 años construir (24 libros publicados), sobre todo para alguien que dista mucho de ser académica o intelectual.

Lo que se me atribuye se debe más a una falta de tiempo que a una falta de ética. Repito, no me estoy justificando, me estoy explicando.

Lo único que me resta decir es que es obvio que a partir de estos hechos tan lamentables, seré mucho más rigurosa para evitar otro desaguisado.

Aquí, Loaeza aparentemente ya cambió su definición de plagio. Ahora, ya no cometió plagio; ahora, simplemente se trata de un supuesto plagio.

En este segundo artículo, podemos aplicar fácilmente el mismo razonamiento generado por las primeras ideas de Loaeza:

Plagiar = Copiar textualmente/Resumir con las propias palabras/Omitir la fuente.
Loaeza = Copió texutalmente/Resumió con las propias palabras/Omitió la fuente.
Ergo, Loaeza hizo plagio.

Plagio = Algo totalmente indebido.
Loaeza hizo plagio (otra vez).
Ergo, Loaeza hizo algo totalmente indebido (otra vez).

Lo que no hizo otra vez fue reconocer su falta. Ahora, califica de supuesto el plagio que burdamente comete otra vez.

Como arguye Sheridan, muy probablemente en esta segunda cadena de justificaciones que no son justificaciones, Loaeza olvidó lo que ella misma definió unos días antes.

Hasta aquí, la secuencia de los actos de Loaeza se pueden resumir en tres periodos:

  1. Acepta que plagió.
  2. Exhorta a no plagiar.
  3. Plagia nuevamente, pero en su mente ahora sólo es un supuesto.

Tercer Acto

cuevas-loaeza

El 28 de mayo de 2009, el diario Reforma convocó a dos candidatas a diputadas federales por el Distrito 10 a sostener un debate en vivo transmitido por la red: Gabriela Cuevas y Guadalupe Loaeza (si tienes acceso a Reforma.com, puedes ver el video completo aquí. Para acceder a la parte a la que hago mención, haz clic en el link titulado “Ver video de despedida”).

Al término del evento, tanto Cuevas como Loaeza tuvieron la oportunidad de cerrar su participación con un mensaje final. Cuevas aprovechó para construir un clásico (y muy predecible) ad hominem en contra de Loaeza, invitando a la audiencia a:

(…) que busque en Letras Libres a Guillermo Sheridan. Él ha documentado de manera muy clara los plagios de la señora Guadalupe, que ni siquiera ha escrito sus propios artículos (…)

Loaeza quiso entonces utilizar sus minutos finales para intentar defenderse. Lo hizo de la siguiente manera:

De nuevo las mentiras. Estamos viendo mentiras, falsedades. Es curioso como con la ex-delegada todo parece como muy bonito, como de Blanca Nieves, como que todo aparece así, irreal.

Lo que sucedió con Guillermo Sheridan ya lo escribí también. Se debió solamente a un artículo que me basé en Wikipedia. No, no señalé que venía este artículo en Wikipedia, no lo señalé, pero no es plagio. Wikipedia es una… es para todo el mundo, es universal. Todo mundo puede consultar Wikipedia y se llama así, Wikipedia, porque es para… universal, es para que todo mundo lo consulte.

Yo no encomillé (sic). Ese artículo ya lo expliqué. Y… ¡no!… es que, ¿plagiar? ¡Imagínate! ¡Tengo 27 libros! ¿Me entiendes? (…)

Yo reconozco que recurrí a Wikipedia y no lo señalé, pero lo que yo quiero es servirlos con la verdad.

Ahora, ya ni plagios ni supuestos plagios… ahora son mentiras, falsedades. Y esto es como de Blanca Nieves, como muy bonito, irreal (sea lo que sea que significa eso).

Ahora resulta que sólo fue un artículo que tomó de Wikipedia. Aunque, de hecho y como hemos expuesto, esto es falso (no fue uno, sino al menos dos; no fue de Wikipedia sino de Sandra Russo y de Exordio.com), analicemos el razonamiento:

Todo el mundo puede consultar Wikipedia.
Ergo, todo el mundo puede tomar la información y omitir la fuente.

¿Huh?

El razonamiento completo es el siguiente:

Si todo el mundo puede consultar la información → Todo el mundo puede tomar la información y omitir la fuente.
Todo el mundo puede consultar la información en Wikipedia.
Ergo, todo el mundo puede tomar la información de Wikipedia y omitir la fuente.

Obviamente, lo cuestionable aquí es la primera premisa.

Su siguiente argumento de defensa es aún más exquisito:

Yo he escrito 27 libros.
Ergo, Yo soy incapaz de plagiar.

¿Doble huh?

OK. Aquí está el argumento completo:

Una persona que ha escrito 27 libros = Incapaz de plagiar.
Yo he escrito 27 libros.
Ergo, Yo soy incapaz de plagiar.

¿En serio, en serio? ¿El número de libros escritos es proporcionalmente inverso a la capacidad de plagiar o algo así? Por supuesto, otra lectura pragmática e igualmente falaz de su argumento bien podría ser la siguiente:

Loaeza comete plagios.
Loaeza ha escrito 27 libros.
Loaeza ha cometido por lo menos 27 plagios.

La última contradicción no tiene necesidad de ser analizada:

Yo reconozco que recurrí a Wikipedia y no lo señalé, pero lo que yo quiero es servirlos con la verdad.

Bueno, quizás exageré. Tal vez sí quiera servirnos con la verdad, en cuyo caso no hay contradicción alguna.

Lo que me parece más interesante de esta sección es que Loaeza no tuvo tiempo de preparar su respuesta (como en los casos anteriores) sino que fue en vivo y, por lo que parece, sorpresivo para ella.

Hay muchas formas de ponerse una soga al cuello. Cuando alguien lo hace argumentando (o, al menos, intentándolo) me divierte hasta la carcajada.

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