Omar: En el capítulo 4.4 escribes que las personas “asumimos que el mensaje tiene sentido” y comentas que es un principio explicado por la pragmática. ¿Podrías explicar un poco más al respecto? Muchas gracias.
Octavio
Argentina
Para ser muy concreto, sólo diré que la pragmática es una rama de la lingüística que añade una dimensión de análisis a las otras dos principales áreas de estudio -semántica y sintáctica. Le da importancia al contexto en el que es emitido un mensaje cualquiera; así, un mismo mensaje no necesariamente es interpretado de la misma forma en dos contextos diferentes.
Quizás, un ejemplo muy generalizado es el caso del acoso sexual. Un mensaje inocente en un contexto, del tipo “qué guapa te ves hoy”, podría ser causal de una demanda en un contexto laboral, por ejemplo. De este modo, la interpretación se ajusta dependiendo de quién emite el mensaje, quién lo recibe, en qué contexto sucede, bajo qué circunstancias, etc. En términos generales, los seres humanos solemos ser competentes para discriminar con precisión el significado de un mensaje dependiendo de las variables en las que éste está inscrito.
Dentro de la pragmática se han establecido algunos principios que parecen regular precisamente esta interpretación contextual. Uno de ellos es el principio de cooperación. Dicho con muy pocas palabras: cuando dos personas se comunican dentro de un contexto específico, el receptor del mensaje asume que lo que el emisor comunica debe tener sentido en dicho contexto; dicho de otro modo, el receptor asume que el emisor no está loco.
Esto sucede, por ejemplo, cuando somos sarcásticos. Normalmente, la fórmula lingüística para ser sarcástico es decir algo muy diferente a lo esperado, a veces lo opuesto, con un tono de voz o con cualquier otro aspecto no verbal que le comunique al receptor del mensaje la intención de ser sarcástico.
Alguien dice: “Ayer fui a París en mi jet privado.”
Alguien más responde: “Si tú fuiste a París, yo anoche fui a la luna, saludé al conejo, puse la bandera de mi país ahí y regresé en mi transbordador espacial privado.”
El dueño del jet puede pensar:
a) “Este tipo está loco. Es obvio que no pudo ir a la luna. Si lo está afirmando debe ser porque está enfermo.”
b) “Este tipo se está burlando de lo que dije porque no me cree. Y ésa es su forma de decirlo.”
NOTA: Este discernimiento es demasiado rápido (y, quizás, demasiado inconsciente como para hacerlo explícito en ese momento).
El principio de cooperación establece que tendemos a elegir la segunda opción: lo que el otro dijo debe tener sentido en este contexto, de alguna forma.
Así, el dueño del jet responde: “Es en serio. Sí fui a París.”
Como mencioné en el libro, cubriré con mucha profundidad este apartado correspondiente a la pragmática en una siguiente publicación.