La última de los diputados

by Omar Fuentes

Hace varios meses publiqué un artículo en el que analicé lingüísticamente un anuncio estúpido de la Cámara de Senadores de este país. Me declaré enfadado, irritado, indignado. Hoy me siento diferente.

*** AVISO IMPORTANTE *** AVISO IMPORTANTE *** AVISO IMPORTANTE ***

Hoy me siento encabronado.

Lo siento.

Siento (en la forma de ‘lamento’) referirme a mi estado de ánimo con semejante palabra no incluída en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española; pero también siento (en la forma de ‘experimento’) el encabronamiento. Qué le voy a hacer.

¿Qué le voy a hacer? Escribirlo. Transcribirlo, pues. ¿Qué otra cosa podría hacer?

Por eso, estimado y paciente lector, si mi elección anterior de palabras para manifestar este ardor neurológico que me corroe te ha parecido un exabrupto innecesario, una expresión inconveniente o un comentario desatinado, te recomiendo detener tu lectura aquí.

Bajo aviso, no hay engaño.

*** FIN DEL AVISO IMPORTANTE *** FIN DEL AVISO IMPORTANTE ***

Primer Acto: Las iPads

Resulta que el pasado 25 de agosto los diputados del PRI decidieron hacerse un regalito. 237 iPads. Una pa’ cada uno. Se lo merecen.

Y no sólo se lo merecían. Según el Sr. Francisco Rojas Gutiérrez, coordinador de la bancada tricolor en la Cámara, un tipo con una elocuencia desbordante y una habilidad innata para la exposición de ideas, antes ocurrió cosa comparable con las computadoras.

De su inteligencia etérea salieron estas palabras:

¿Por qué les dan una computadora? Porque es el instrumento nuevo de trabajo. El que no tiene computadora se vuelve analfabeta funcional y ahora es el iPad.

Me quedo con lo que debe ser ya un sintagma célebre: “analfabeta funcional”, dijo él. “Y con tu espíritu”, digo yo.

Según este señor, los diputados del PRI tienen ahora la obligación de traer su iPad. Es el costosísimo precio del regalo. Al parecer, jugar “solitario” en una netbook es cosa del pasado. O, como expone grácilmente el Sr. Rojas:

(…) porque se vuelve un instrumento de trabajo; como todos traemos el celular.

Eso sí, se compraron la de 16GB con plan de acceso a internet. No solamente porque le caben varios miles de películas para adultos, sino porque desde ahí harán lo que ellos denominan “la primera legislatura sin papel”. Todo indica que es el primer paso para modernizar a toda la Cámara, partido por partido, diputado por diputado, iPad por iPad.

Por supuesto, no la canjearon por taparroscas, estimado contribuyente, si acaso te lo preguntabas. Rojas asegura que cada juguetito costó solamente 7 mil pesitos. Si las multiplicaciones son como antes, el regalito salió en $1’659,000 pesitos. Me imagino que Steve Jobs les hizo un descuentito porque el precio de lista es de $7,498.00 y les hubiera costado 118 mil pesos más caro el asunto. Además, son diputados.

Un día después nos enteramos que el servicio inalámbrico de internet en la Cámara de Diputados es insuficiente para soportar tanto aparatito conectado al mismo tiempo. Además, la hermosa arquitectura del recinto parece que tampoco ayuda a la recepción de la señal. Tendrán que descargar las películas por la red celular. Ni modo. No se puede todo en la vida.

Segundo Acto: Los citatorios

Leía yo con relativa tranquilidad el periódico Reforma el pasado martes 31 de agosto. Vaya, ni el titular de la primera plana, “Cae ‘La Barbie'”, me incomodó lo suficiente. De pronto, estimado lector, sin advertencia ni ‘aguava’ ni ‘golpeavisa’, en la página 14 me encontré con un par de ‘citatorios’ patrocinados por la LXI Legislatura:

Tercer acto: El encabronamiento

Los citatorios sirven para avisarle a los diputados que tienen que ir a trabajar el 31 de agosto y el 1 de septiembre. Quizás exagero pero, ¿no te parece el colmo de la imbecilidad? O sea, claro que entiendo que los diputados seguramente padecen algún grado importante de estupidez crónica… pero, ¿citarlos a trabajar?

¿Te imaginas a Carlos Slim gastando varios millones de pesos en desplegados diarios para avisar a sus empleados que mañana tienen que presentarse en sus oficinas para trabajar? ¿Podrías faltar a tu trabajo con la diputada excusa de “perdóneme jefe, no vi en el periódico que tenía que venir a la oficina”? ¿Pues de qué otros grandísimos privilegios goza esta bola de ineptos calientacurules que la LXI Legislatura tiene que gastar dinero para citarlos a calentar sus curules? No me jodan.

¿De verdad es necesaria media plana en un diario de distribución nacional para recordarle a los mentecatos que el sueldo que reciben se lo tienen que ganar? ¿No acuerdan la siguiente reunión al término de la reunión anterior? ¿No conocen el correo electrónico? ¿No saben usar un maldito celular? ¿No se pueden comprar un pinche cuaderno Scribe para anotar sus importantisisisisísimas reuniones en las que nomás van para levantar la mano, para gritar, para dormirse y para concluir que serán necesarias nuevas reuniones para legislar? Carajo, ya sabemos que no les alcanzan las neuronas para otra cosa que no sea servir a su patrón… pero, ¿de plano no tienen ni siquiera dos disponibles para semejante estrategia de recordación?

¿Y las estúpidas iPads de 16GB con plan de internet? ¿No se han percatado que además del botoncito que dice “YouTube” hay otro botoncito que dice “iCal” con un monísimo dibujito que representa un calendario? ¿Para qué coños compraron los artefactos? Claro, lo olvidé. Para eso únicamente. Y para el “solitario”.

¿”La primera legislatura sin papel”? Qué buena broma. Si no pueden utilizar la agenda incluída en su juguete nuevo, “legislar sin papel” les parecerá una asignatura de robótica avanzada.

Por si fuera poco, la LXI Legislatura asume que los diputados estarían leyendo el periódico para poder ser citados a trabajar. ¿Acaso la LXI Legislatura no conoce a la LXI Legislatura? ¿Habrán publicado los citatorios también en el libro Vaquero? ¿En la revista H?

Ya entendí. Quieren hacernos creer a los que leemos el periódico que la LXI Legislatura está trabajando. No se preocupen. No tienen que gastar más de 1.5 millones de pesos en iPads o cientos de miles de pesos en desplegados en el periódico.

Sabemos bien que no trabajan. De este lado el cerebro sí funciona.

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