La verdadera causa de los terremotos

by Omar Fuentes

Las muchachonas en Irán deben tener más cuidado. Una conversación entre dos de ellas fue captada por nuestros satélites espía:

- ¿Ps k psó? ¿Por qué andas vestida así tan tapada? ¿Ps quién te picó?
– ¿Ps sque nostás viendo la situación?
– ¿Ps cuál man’ta?
– ¿Ps sque no sabes que nosotras ora somos las que ocasionan los terremotos?

Y es que el Ayatolá Kazem Sedighi anda diciendo que los terremotos que han azotado a nuestro movido planeta han sido provocados por el sexo ilícito.

Te preguntarás -inquisitivo lector- ¿cuál es el sexo ilícito? Digo, pa’ saber si uno está aportando su granito de arena al movimiento de las placas tectónicas, ¿no?

El mentado respondió del siguiente modo en su reunión del viernes:

Muchas mujeres mal vestidas corrompen a los jóvenes y el aumento de relaciones sexuales ilícitas hace crecer el número de terremotos.

“¿Mal vestidas?”, que me dice Doña Tere. Y que le digo: “Sí, Doña. Para el Ayatolá mal vestidas significa que no respetan el código de vestimenta islámico.” Y que me dice: “¿Y cuál es la ropa islámica? ¿La consigo en el tianguis?” Y que le digo: “No se preocupe, Doña. Usté no tiene ropa islámica pero se viste como si la tuviera.”

Dos cosas quiero comentar al respecto:

La primera: nota la parte fantástica del argumento del Ayatolá. Para construir permanentemente la credibilidad de su argumento, hace uso de un conjunto de evidencias que, hasta donde sabemos, son constantes en el planeta que vivimos: los sismos.

A ver, a ver, a ver… te lo explico más despacito. Una manera de formalizar este argumento es la siguiente:

Si hay sexo ilícito, entonces hay terremotos
El otro día hubo un terremoto en China
Por lo tanto, es más creíble que haya habido sexo ilícito

La ventaja argumentativa del Ayatolá, en su posición de líder espiritual, es que, hasta donde sabemos, los terremotos en la Tierra no van a desaparecer. Habrá épocas en las que ocurrirán más a menudo, habrán épocas en las que no; los habrá destructivos y los habrá imperceptibles.

Ergo, con cada terremoto que ocurra, él va a poder clamar: “¿Lo ven? ¡Todos esos terremotos son prueba fehaciente de que sigue ocurriendo el sexo ilícito provocado por las mujeres que no se apegan a las reglas de vestimenta!”

C’est tout. Así se forman las sectas, por cierto. Una secta extraordinaria -parafraseando a Cornejo- debe tener al menos un argumento verificable con alguna evidencia de este tipo.

[y mejor ya me callo porque estoy hablando de religiones y este año cumplo 33]

Es como un cuatito que tengo que gusta de congregar a las masas para meditar, convocar a los espíritus y untarse perejil en las ingles, con la finalidad de evitar la erupción del Popocatépetl.

“¿Cómo de que no funcionan nuestras meditaciones? ¿Cómo está eso de que soy un fraude? ¡El Popocatépetl no ha hecho erupción!”, suele murmurarse por las noches.

Y mientras el Popo no erupcione (y sólo eructe de vez en cuando), se ven verificadas sus paupérrimas evidencias de que el perejil sí está funcionando.

La segunda: La verdad es que tengo muchas dudas. Así como Doña Tere. Y, como no tengo forma de preguntarle al Sr. Sedighi, nomás las escribo aquí con la esperanza de que algún sabio o geólogo me dé respuesta:

  • ¿La intensidad del terremoto es directamente proporcional a la intensidad del movimiento sexual?
  • ¿La ubicación geográfica del epicentro es la misma que la ubicación geográfica del episodio coital?
  • ¿Ambos eventos ocurren simultáneamente, o primero es el encuentro sicalíptico y luego, como eco, las ondas telúricas responden con retraso?
  • Los terremotos devastadores -como el de México en el 85 y el de Chile recientemente- ¿fueron provocados solamente por una pareja de jariosos o ya estamos hablando de orgías?
  • ¿Es posible amortiguar el efecto lubricio del intercambio pasional ya ocurrido? ¿Digo, no sé, por ejemplo confesándose, rezando algo, haciendo alguna penitencia? ¿O ya es demasiado tarde?
  • ¿Será posible instalar alguna alarma pre-sísmica en los moteles de paso? Digo, nomás pa’ estar atentos.
  • Finalmente, ¿califica como ropa islámica si se envuelve a la amante en una sábana (como momia de Guanajuato) en el juego previo?

“Ay mijo, mejor me voy al tianguis a comprarme unos trapos menos transparentes”, que me dice Doña Tere. Y que le digo: “Ya le dije que no se preocupe, Doña.” Y que me dice: “Ay mijito… es que el otro día Don Tomás se tomó medio litro de pulque y pus… no me vayan a decir que yo tuve que ver en el temblor de Acapulco.”

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